Inka Treasure


El interés por la representación de la naturaleza en el campo expandido de las artes, así como en las estéticas cotidianas y sus realidades materiales, ha influido en la aproximación al paisaje en el trabajo de Marcia Tello. En sus obras, el paisaje no solo se aborda como un género artístico pictórico, sino como un espacio multifacético que refleja una compleja red de apropiaciones influenciadas por la clase, el género, las políticas económicas, el comercio y las aspiraciones históricas. En este contexto, se develan las funciones contemporáneas de la imagen de la naturaleza en el Perú.

En Inka Treasure, Marcia examina cómo las representaciones del paisaje andino han evolucionado desde las narrativas del arte moderno peruano hasta su reinterpretación como objeto comercial. A través de pinturas y objetos, la exposición construye una tipología de paisajes que conecta las visiones indigenistas de artistas como José Sabogal, Julia Codesido y Camilo Blas con las imágenes de paisajes reproducidas en vasijas de cerámica comercializadas por la industria turística. Los paisajes indigenistas se presentan como íconos de una modernidad peruana que buscaba revalorar las tradiciones andinas, mientras que las versiones turísticas transforman estos espacios para fines comerciales, consolidando lo “incaico” y el paisaje andino como sinónimos.

Marcia sitúa estas representaciones en un mismo plano para invitarnos a reflexionar sobre las conexiones y tensiones entre las obras de arte, los objetos de consumo masivo y nuestras propias ideas sobre lo natural. Este ejercicio genera un diálogo que cuestiona cómo consumimos el paisaje y los valores —estéticos, económicos y políticos— que le atribuimos.

Inka Treasure establece una articulación entre estéticas divergentes. Sus pinturas retratan vasijas turísticas con paisajes andinos y las sitúan dentro de escenarios indigenistas. Por medio del trampantojo (ilusión visual), enfatiza la constante negociación entre nuestra percepción del paisaje y los recuerdos que asociamos a él. Por ejemplo, enmarcar las nubes indigenistas de Sabogal en un marco de madera crea un puente entre las tradiciones artísticas del pasado y las decoraciones domésticas contemporáneas. Este gesto sugiere que la imagen del paisaje está siempre en movimiento entre lo artístico, lo comercial y lo personal. Así, el trabajo indigenista deja de ser solo un rescate histórico y se inserta en debates actuales sobre las representaciones de espacios naturales y su relación con las imágenes comerciales y digitales.

Los recuerdos del paisaje también juegan un rol central en la manera en que el entorno natural andino es reproducido en objetos turísticos. Estos adornos suelen ofrecer una versión idílica y romántica del territorio andino, destinada a evocar en los turistas memorias felices de sus viajes. Sin embargo, al contrastar estas representaciones con paisajes indigenistas, las pinturas en Inka Treasure revelan el papel que cumple la estética del entorno natural en la creación de discursos de revalorización y comercialización del Ande. Este análisis abarca tanto la historia del arte como las vitrinas de las tiendas de souvenirs.

Un motivo recurrente en Inka Treasure es la representación de las nubes. Marcia extrae fragmentos de obras indigenistas, como Vayaroc de Chinchero de José Sabogal (1925) e India Huanca de Julia Codesido (1932), y los contrasta con imágenes contemporáneas, como fondos de pantalla y decoraciones domésticas digitales. Este contraste permite especular sobre la coexistencia de imaginarios culturales y estéticos. Las nubes, transformadas en símbolos de un paisaje idealizado, nos llevan a reflexionar sobre el rol político y estético del paisaje andino: ¿cómo las montañas, las nubes y la fauna han sido moldeadas por discursos culturales? Desde la misión indigenista de revalorización hasta su estetización turística, estas imágenes revelan cómo las ideologías se manifiestan en los paisajes que habitamos o consumimos.

Al centrarse en las nubes, Marcia también omite deliberadamente a los sujetos humanos que los paisajes indigenistas buscaban enaltecer, como la autoridad quechua o la mujer huanca. En su lugar, los únicos sujetos representados en Inka Treasure son figuras feminizadas del Ande, plasmadas en vasijas turísticas como elementos decorativos mudos y tranquilos. Estas figuras se convierten en parte del paisaje subordinado a impulsos comerciales y estéticos, mientras establecen un diálogo con las representaciones heroicas del indigenismo clásico. Este enfoque también cuestiona el rol del género en la construcción de un paisaje idealizado y su resignificación como objeto de consumo.

Otro elemento central de la exposición es la fauna: llamas, loros y cisnes aparecen en contextos tan diversos como las pinturas indigenistas, las vasijas turísticas y las decoraciones domésticas. Marcia nos invita a pensar en cómo estos animales participan en la construcción de un paisaje idealizado, cuestionando las categorías estéticas que operan tanto en el arte indigenista como en los souvenirs turísticos. ¿Qué emociones, valores o ideologías proyectamos sobre estos paisajes? ¿Cómo afecta la estetización de la naturaleza a nuestras ideas de lo “natural”? ¿Por qué las vasijas turísticas no se perciben también como dispositivos complejos de producción cultural?

Inka Treasure no solo reflexiona sobre el paisaje como género artístico, sino que también examina cómo lo idealizamos, comercializamos y resignificamos en nuestras vidas cotidianas. Ya sea como parte de libros de historia del arte, como decoración en sillas o incluso en piletas domésticas, el paisaje andino se encuentra en constante transformación. La exposición nos desafía a reconsiderar nuestras propias percepciones del paisaje: ¿en qué medida somos consumidores pasivos o activos de estas imágenes? ¿Cómo afectan nuestras decisiones estéticas a los valores culturales que atribuimos a la naturaleza? Inka Treasure deja abiertas estas preguntas, invitándonos a explorar los vínculos entre arte, comercio e identidad en el Perú contemporáneo.


Gisselle Girón Casas



Fotografías: Héctor Delgado

© paseolab